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Fenomenismo, fisicalismo, objetividad y el "Aufbau" de Carnap

Uno de los representantes principales del denominado "Círculo de Viena", Rudolf Carnap, varió famosamente su perspectiva acerca de cuáles son los elementos básicos que permiten constituir el conocimiento cientifico desde una perspectiva fenomenista (o fenomenalista) hacia un enfoque fisicalista.
El cambio de postura de Carnap obedece, según las crónicas, a la influencia que sobre él, y mediante largas discusiones, ejerció la postura de Otto Neurath.

¿Qué se discutía?

Como es sabido, alrededor de fines de los años 20 del siglo XX se constituyó un núcleo de pensadores (filósofos y científicos) en la ciudad de Viena en torno del profesor Moritz Shclick, que daría lugar a lo que en 1929 se definió de manera oficial como Círculo de Viena.
No hablaremos de las ideas del grupo de pensadores, sino de las de uno en particular, Rudolf Carnap, y de su propósito inicial.
Carnap publicó un libro que se conoce como "el Aufbau", La construcción lógica del mundo (1928), que es hoy una obra de referencia para comprender en gran medida las ideas del Círculo y la evolución de su propio pensamiento.


En el Aufbau Carnap se proponía realizar una justificación de todo nuestro conocimiento -que para él y sus colegas del círculo era el conocimiento científico- a partir de un análisis de conceptos y del modo en que se relacionan entre sí, que denominó "construcción" o "reconstrucción".
La idea subyacente es que nuestro conocimiento se expresa a través de conceptos, pero si bien podemos definir algunos conceptos a través de otros, existen algunos primitivos que no puede ser reducidos. Dicho de otro modo, el conocimiento todo puede ser justificado reduciéndolo o descomponiéndolo en sus elementos básicos que son conceptos que se refieren a la experiencia inmediata, a lo dado.
Aquí hay dos elementos importantes presentes: por un lado la idea de buscar una fundamentación del conocimiento a partir de los datos, lo dado inmediatamente a la conciencia percipiente, por decirlo así; y por otro la idea de que Carnap alude a conceptos y no a términos o palabras con significado.
Con respecto al primer punto, puede ser una manifestación del componente positivista de Carnap en el sentido de su confianza en la inmediatez de la experiencia como criterio para conocer lo real, el mundo empírico. Como la expresión "positivismo" es polisémica y se presta a errores conceptuales, no diremos en esta ocasión más que lo aclarado.
En cuanto a lo otro, lo que una semántica filosófica o una filosofía del lenguaje más actual llamaría términos Carnap lo denomina conceptos, y es por algo relacionado con lo anterior.
Para el joven Rudolf Carnap autor de La construcción lógica del mundo, probablemente bajo la influencia de Mach y Avenarius (también positivistas en el sentido mencionado) el conocimiento no era considerado como algo objetivo, al estilo del "mundo 3" de Popper, sino era el conocimiento que se presentaba como fiable por su inmediatez en la conciencia.
Podría decirse que el criterio de justificación estaba en el modo de obtener un dato, por lo que, una vez existente en la conciencia, no habría posibilidad de revisión ulterior.
El fenomenismo carnapiano consistía en considerar los conceptos elementales -aquellos que permitirían luego construir los demás- como contenidos de conciencia, como vivencias siempre en la mente de una persona, y no como una expresión lingüística objetiva o intersubjetiva.
La palabra fenomenismo o fenomenalismo proviene de "fenómeno" que es "lo que aparece", lo que se manifiesta, pero siempre dentro de la conciencia individual como contenido mental.
El fenomenismo que Carnap asume es, sin embargo, de carácter gestaltico, pues, a diferencia de sus antecesores en el tema (Russell por ejemplo), consideraba que las percepciones inmediatas de conciencia -percepciones, pensamientos, sentimientos- se constituyen en la mente siempre como totalidades organizadas que denominaba vivencias.
El cambio de postura se produjo porque el enfoque fenomenista no resultaba satisfactorio para explicar la objetividad del conocimiento, esto es, cómo un concepto científico, por ejemplo, es una descripción de algo que existe en el mundo independientemente de las mentes individuales.
Neurath entendía que la experiencia sensible, base del edificio de construcción del conocimiento para los empiristas lógicos, no debía entenderse como "lo dado" inmediatamente en la conciencia, sino como aquello que puede exteriorizarse para su control intersubjetivo.
Esto es, lo que ha de servir para fundar el conocimiento todo no puede ser subjetivo sino confirmable y público, y ello es lo que puede expresarse en el lenguaje.
En tanto un medio de objetivación del conocimiento -básico o construido a partir de los elementos básicos- el lenguaje permite una salida al problema que se le presentaba al Carnap del Aufbau al querer fundar el conocimiento objetivo mediante su reconstrucción racional partiendo de elementos básicos que no son públicos.
De este modo, entonces, Carnap abandona el fenomenismo en beneficio del fisicalismo, postura según la cual la experiencia inmediata objetivada y exteriorizada en el lenguaje es el elemento atómico o más simple de constitución del conocimiento que describe el comportamiento físico de los objetos del mundo.
En consecuencia, la objetividad del conocimiento del mundo físico externo a las mentes queda garantizada por el carácter intersubjetivo del lenguaje en tanto medio que permite la confirmación -uno de los conceptos centrales de la filosofía de la ciencia- más allá de lo que pueda ocurrir en una u otra mente.